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9 mayo 2025

Los primeros años de vida son esenciales en el desarrollo infantil. Durante este periodo, se sientan las bases del lenguaje, la motricidad, la socialización y la regulación emocional. Las escuelas infantiles, especialmente las que atienden a niños y niñas de 0 a 3 años, no solo cumplen una función educativa y de conciliación, sino que se convierten en un entorno privilegiado para observar, detectar y actuar ante posibles dificultades del desarrollo.

¿Por qué la etapa 0-3 es tan relevante?

En los tres primeros años, el cerebro infantil experimenta una plasticidad extraordinaria. Las conexiones neuronales se multiplican y los aprendizajes se producen a un ritmo vertiginoso. Es en esta etapa donde se dan los primeros hitos del desarrollo, como:

  • 0-12 meses: contacto visual, sonrisa social, balbuceo, control postural, inicio del gateo o primeros pasos.
  • 12-24 meses: primeras palabras con intención comunicativa, juego simbólico sencillo, mayor autonomía motriz.
  • 24-36 meses: combinaciones de palabras, aumento del vocabulario, control de esfínteres, interacción con iguales.

La ausencia o retraso significativo de algunos de estos hitos puede ser una señal de alerta.

Profesionales que observan cada día

Las educadoras y técnicos de educación infantil acompañan a los niños y niñas en su día a día. Les ven interactuar, jugar, alimentarse, comunicarse… y gracias a esa convivencia continua pueden detectar señales que en otros contextos pasarían desapercibidas.

Algunas señales de alerta que pueden identificar son:

  • Falta de contacto visual o escasa respuesta a estímulos sociales.
  • Retrasos en el lenguaje verbal o gestual.
  • Dificultades motrices evidentes (no mantenerse sentado, no gatear, torpeza persistente).
  • Respuestas sensoriales atípicas (hiper o hiposensibilidad al ruido, al tacto, etc.).
  • Juego repetitivo o falta de interés en la interacción con otros niños.

La escuela infantil no diagnostica, pero sí puede ser el primer lugar donde se encienda la luz de la sospecha.

El valor del trabajo conjunto con las familias

Uno de los grandes pilares de la detección temprana es la colaboración con las familias. Las escuelas infantiles no solo observan, sino que comparten esas observaciones de manera respetuosa y profesional, abriendo espacios de diálogo con las familias para valorar la necesidad de derivar a servicios especializados: pediatría, atención temprana, logopedia, etc.

Familia y escuela caminan juntas para interpretar señales y buscar respuestas. Cuanto antes se interviene, mejores son los resultados.

Una escuela que cuida y acompaña

Más allá de lo académico, la escuela infantil es un entorno que cuida. Un lugar en el que cada pequeño tiene su espacio y su ritmo, pero también sus referentes adultos que le guían con cariño y profesionalidad.

Como señala la Asociación Española de Pediatría, “los programas educativos de calidad para menores de tres años tienen un impacto positivo en el desarrollo cognitivo, emocional y social, especialmente en población vulnerable” (AEPap, 2021).

Conclusión

La escuela infantil 0-3 es mucho más que un espacio de juego o conciliación. Es, en muchos casos, la primera línea de prevención y detección precoz. Apostar por su calidad, su reconocimiento y su coordinación con otros ámbitos sanitarios y sociales es apostar por una infancia más protegida, más acompañada y con mayores oportunidades de desarrollo.

Bibliografía

  • La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) ofrece una guía sobre la detección de trastornos del neurodesarrollo en la infancia desde la consulta de Atención Primaria (2018).
  • La Organización Mundial de la Salud (OMS) propone un marco de cuidado sensible para el desarrollo infantil temprano, clave para garantizar el bienestar y el potencial humano (2020).
  • La Fundación CADAH analiza las particularidades del TDAH en niños de 0 a 6 años, facilitando su detección y comprensión desde las primeras etapas del desarrollo.
  • UNICEF resalta la importancia de invertir en el desarrollo infantil temprano, promoviendo políticas que favorezcan el crecimiento integral desde los primeros años de vida.

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